«El Nombre, la variable olvidada«, «¿Como quieres que te recuerden?«, «Pasos para generar un nombre que enganche«, …, …, … .
Y así mil y uno ejemplos de artículos llamativos con desarrollos mas o menos rigurosos sobre Naming, esa variable del Marketing tan no-olvidada. Nos los encontramos muy a menudo en la web, y en alguna ocasión he leído que son de ese tipo de artículos que te sirven parar rellenar, mantener un ritmo de publicación cuando te has quedado «seco» y no tienes ningún tema sobre el que escribir. Algo así como artículos-muleta, que te sirven para ganar tiempo.
Personalmente, no estoy de acuerdo: no porque no puedan servir para esto, allá cada cual son su política de publicación, sino porque creo sinceramente que sí que aportan mucho valor, y no se le hace tanto caso como debiera.
Me explico: hace ya algún tiempo, leyendo los artículos de Jose Manuel Vega, los «Errores del Marketing«, comprendí que andar por la calle con los ojos bien abiertos me podía enseñar mucho sobre lo que sí y lo que no se debe hacer, en Marketing y también en muchas otras cosas, pero sobre todo en Marketing donde demasiado a menudo nos enfrascamos en planificar los detalles mas minúsculos e irrelevantes, y pasamos por alto aspectos que son de todo menos irrelevantes.
Gracias a esta actitud en mas de una ocasión me he topado con escenas y situaciones de las que he aprendido mucho, aunque realmente hasta ahora no me había decidido a dejar ninguna de ellas por escrito, hasta ahora:
Hace un par de semanas, en un centro comercial muy conocido de Málaga, entré en una tienda de decoración de una cadena multinacional holandesa, buscando algunas cosas para la casa; era una tienda bastante atractiva, con buena cartelería, bien organizada en secciones, y además por la hora que era había poca gente por lo que pude pasearme tranquilamente buscando aquellas cosas que necesitaba.
Realmente todo iba bastante bien, de hecho todo fue bastante bien aunque no encontré lo que quería, con la sencilla excepción de que de pronto me encontré con esto que aquí os muestro:
E inmediatamente me vinieron a la mente todos aquellos casos que había leído, visto y escuchado, sobre una mala elección de nombre.
Ciertamente, las connotaciones del nombre eran treméndamente malas; lo primero que me vino a la mente fue que a lo mejor se trataba de un reclamo, porque la marca perdía dinero (después por Twitter una amiga me vino a sugerir la misma explicación), pero si era así, no tenía mucho sentido: ni tenía ese efecto, ni había allí personal pendiente que pudiera redirigirte a la compra tras esa llamada de atención.
Cuando volví a casa, ya tenía una idea de lo que pasaba, y curiosear un poquito por Internet me llevó a confirmarlo: se trata de una cadena multinacional que se posiciona en precio principalmente, con una gama muy amplia y en ubicaciones de cierta relevancia. Y centrarse en precio, lleva a recortar costes en otras cosas, como el revisar las traducciones y las implicaciones semánticas en otros idiomas, lo cual, sumado a que la gama es realmente extensa, pues … en este caso el resultado estaba a la vista.
Una muestra mas de que, como dice el dicho, lo barato sale caro; y el Marketing barato, sale mas caro todavía.